viernes, 31 de octubre de 2014

Casa África, ¿un proyecto fallido?

Ante los vaivenes que ha ido teniendo Casa África desde su creación hasta este último episodio de nombramiento del nuevo equipo de dirección, muchas personas vinculadas al continente africano en Canarias y España (africanistas, académicos, consultores, cooperantes) hemos terminado por definitivamente alarmarnos por la deriva y el futuro de esta institución que tantas ilusiones ha generado en la sociedad.

Habiendo estado durante casi 15 años vinculado a la intervención, relaciones y estudio del desarrollo de África (también desde Casa África), además de haber entablado infinidad de relaciones con personas y entidades en África y España, no he podido quedarme impávido ante este recorrido de Casa África, que ha resultado en un impensable debilitamiento y sobre todo desnaturalización de la institución.

En realidad, el objetivo de este artículo no es precisamente hacer un análisis pormenorizado de la actuación de Casa África, en la que además fui parte activa durante un periodo. Lo que pretendo aquí es hacer algunas reflexiones sobre ese recorrido, planteando los interrogantes que muchos nos estamos haciendo sobre el futuro de esta institución de acción exterior.

La corta historia de siete años de Casa África ha estado marcada por una cierta inestabilidad en el encaje institucional, en su estructura interna, y en sus relaciones con la sociedad civil, que a pesar de todo ha contado con un equipo de excelentes profesionales que han intentado llevar adelante una programación no exenta de complejidades. Este historial parece reflejar, en suma, algunos de los vicios y mal gobierno en este sistema político que tanta credibilidad y legitimidad ha estado perdiendo últimamente: agendas y caprichos personales, luchas partidarias, enfrentamiento entre instituciones.

Los últimos cambios producidos en Casa África dejan entrever, por un lado, la consolidación de la agenda comercial y de promoción empresarial de la institución, puesto que se nombra para la dirección general a un profesional especializado y dedicado a las relaciones empresariales y la promoción de negocios. Parece obviarse aquí que la internacionalización empresarial ya cuenta con instrumentos específicamente creados para este cometido, empezando por Proexca del Gobierno de Canarias, el ICEX del Gobierno de España, o también las propias Cámaras de Comercio (de donde proviene el nuevo director general).

Por otro lado, sorprende el perfil adoptado conscientemente por el Gobierno de Canarias, responsable del nombramiento del puesto de secretario general, al nominar a una persona con escaso conocimiento de África y poca experiencia contrastada para llevar a cabo los cometidos de ese importante cargo de Casa África.

El recorrido de Casa África no deja de ser otro episodio mas de la escasa proyección de la acción exterior de Canarias que, después de 30 años de gobierno autónomo, sigue adoleciendo de una visión y planificación estratégica que ponga en valor la vocación exterior de Canarias, mas allá de Europa, en especial sus relaciones con África y América Latina.

Casa África se plantea como un instrumento de diplomacia pública para acercar África a España y Canarias, creando puentes en todos los ámbitos y relaciones sociales, económicas, políticas y culturales, poniendo en contacto a instituciones, sociedad civil, universidades, ONG y empresas. En el curso de estos años de trabajo, un sinfín de actores, tanto en España, Canarias y África, han participado en esa labor que se atribuye la entidad: funcionarios, artistas, cooperantes, empresarios, universitarios, africanos residentes, consultores, entre otros. Dar preponderancia en esta misión a uno de los sectores de la sociedad, con una agenda comercial y empresarial, como parecen reflejar los movimientos de los últimos tiempos en Casa África, no deja de ser contraproducente para los objetivos de la institución, al lanzar un mensaje sesgado a nuestros vecinos africanos sobre la agenda exterior y de vecindad de Canarias.

Este estado de situación del proyecto de Casa África nos lleva a muchos africanistas a tener que exponer nuestra opinión y hacer una llamada de alerta, especialmente dirigida a todas aquellas personas y entidades que, en Canarias, España y el continente africano pensaron que en este Archipiélago se había instalado una “Casa” de todos los que creen que es posible y necesario traer a África, así como nosotros acercarnos e ella. Los acontecimientos vividos nos hace inevitablemente dudar sobre la eficacia de Casa África, cuestionándonos si en verdad está al servicio del bien común o en cambio quiere atender los intereses de determinados grupos y personas.


No son pocos los que tenemos esperanza de que, al menos desde Canarias, se asuma la importancia que tiene, para nuestra inserción en el continente africano, una institución abierta que promueva las relaciones no condicionadas con África. Queremos pensar que en algún momento este proyecto se va a reconducir, contando nuevamente con una auténtica Casa África que proyecte a las sociedades e instituciones africanas un marco abierto de relaciones no condicionadas, ni sometidas a agendas personales, partidarias o comerciales.

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